Las rutinas

Maestra preparando alimentos para unos niños sentados a la mesa.

Las rutinas de cuidado (llegada y salida, alimentación, comidas y meriendas, cambiar los pañales e ir al baño, vestirse y dormir la siesta) proporcionan un marco para la jornada del bebé o niño pequeño. El cuidado de rutina está lejos de ser rutinario. Gran parte de la individualización ocurre durante las rutinas; estas ofrecen a los maestros, visitadores del hogar y proveedores de cuidado familiar e infantil muchas oportunidades para observar y comprender las formas y preferencias de cada niño, y apoyar el desarrollo y el aprendizaje en todos los dominios de ELOF. Durante el cuidado de rutina, los bebés y niños pequeños tienen toda la atención de los adultos, ya que se enfocan en satisfacer sus necesidades y conocerlos. Las rutinas ofrecen oportunidades para construir relaciones con cada bebé y niño pequeño que promuevan el apego y la confianza. Estos son hitos del desarrollo cruciales para la sensación de seguridad y para la disposición de los niños a explorar a las personas y los objetos en su entorno.

Las rutinas abarcan las necesidades corporales de los niños, el cuidado íntimo y, potencialmente, las perspectivas diferentes a las de la familia, por lo que deben ser sumamente individualizadas. En los entornos de cuidado grupal, el cuidado de rutina de cada bebé y niño pequeño se basa en la preparación y horario de cada niño para la alimentación, el cambio de pañales, aprender a ir al baño y el sueño.[7] La forma en que se lleva a cabo la rutina y cuándo ocurre la rutina debe coordinarse estrechamente con las familias de los niños para que el cuidado del hogar y el del programa sean compatibles. Debido a que estas rutinas son tan individualizadas, deben ser llevadas a cabo por el cuidador principal del niño siempre que sea posible.

Las familias de los programas basados en el hogar pueden individualizar el cuidado de rutina para sus bebés y niños pequeños de acuerdo con una combinación de las necesidades de los niños, los horarios familiares y las creencias y prácticas culturales. Los visitadores del hogar pueden trabajar en colaboración con las familias para abordar temas como usar los momentos de cuidado de rutina para apoyar el desarrollo y el aprendizaje de sus hijos y cambiar las prácticas de cuidado de rutina a medida que los niños crecen.

Una parte importante de las rutinas individualizadoras son los rituales. A menudo se usan los términos "rituales" y "rutinas" indistintamente, pero no son lo mismo. Según Gillespie y Petersen, las rutinas son "sucesos predecibles que se repiten y proporcionan una base para las tareas diarias en la vida de un niño... Individualizar una rutina significa que la secuencia es la misma, pero las acciones y el tiempo pueden variar para adaptarse a las necesidades de cada niño". Los rituales, en general, son "acciones especiales que nos ayudan a navegar por eventos o transiciones emocionalmente importantes en nuestras vidas, así como mejorar aspectos de nuestras rutinas diarias para profundizar nuestras conexiones y relaciones". Para los bebés y niños pequeños, un ritual es "una práctica especial que ayuda al niño a aceptar aspectos de una rutina, incluso una rutina individualizada, que son estresantes". Los rituales que los adultos desarrollan con los niños y usan en el hogar o en el cuidado grupal pueden aliviar situaciones emocionalmente cargadas, como las separaciones (tales como irse a dormir), los horarios de alimentación y comidas, y aprender a usar el baño.

En la viñeta anterior, Jandro y el padre de Sierra pasan por un ritual de despedida con Sierra cuando su padre la deja. La secuencia ocurre cada mañana y ayuda a Sierra en la transición al entorno de EHS. Antes de que Jandro y el padre de Sierra establecieran el ritual, la hora de dejar a Sierra era dolorosa para todos. Sierra lloraba, se aferraba a su padre y tardaba mucho antes de poder unirse a los niños y maestros de su grupo. Ahora, después de unos meses haciendo este ritual, Sierra sabe qué esperar y las transiciones son mucho más fáciles.

Coordinar el cuidado de rutina entre el hogar y el programa a veces puede ser un desafío. Las actitudes y creencias del personal sobre cómo deben llevarse a cabo las rutinas pueden diferir de lo que las familias creen y hacen. Estas son algunas sugerencias para involucrar al personal en la resolución de los problemas que surgen en torno a cómo y cuándo tiene lugar el cuidado de rutina:

  • Aproveche las reuniones de equipo, las reuniones de personal y las sesiones de supervisión reflexiva para discutir con el personal sus puntos de vista individuales y en qué se parecen o se diferencian de las opiniones de las familias. Recomiende estrategias para equilibrar las necesidades y deseos de las familias con las políticas del programa, las regulaciones de las licencias locales y estatales, y las HSPPS.
  • Comparta con el personal recursos tales como Principios multiculturales para los líderes de la primera infancia.